Ahora mismo leyendo: Yesterday y mañana de Mario Benedetti

sábado, 9 de enero de 2016

Infinito 37: La delgada línea

 Qué complicado es volver a calmarse cuando una vez que lo hiciste, algo hace que todo tiemble. Que tiembles. Cuando tenías la cabeza ya en otro planeta y tus ásperos pensamientos guardados en una caja, algo viene y lo remueve todo. Si ya cuesta trabajo calmarse y organizar tu cabeza, después de un huracán sólo te queda esperar a que los daños colaterales se vayan con el tiempo. Esperar a que el destroce vaya cogiendo algo de tranquilidad aún desordenado, para poder volver a organizar todo lo que tenías tan bien colocado. Sin que nadie lo tocara.

 Con solo una foto, un vídeo, una palabra, un sonido o un recuerdo toda esta tranquilidad y este orden, pueden irse al garete. A tomar por culo. A la mierda.

 Aún sabiendo que tengo que hacer lo mejor para mí elijo los caminos más embarrados para mancharme los pies y resfriarme por el frío sin ningún motivo. No me convierte en nadie inteligente, ni en un estúpido. La excusa de "lo hago porque tomo caminos distintos" ya no me vale. Hay algo dentro de mí deseando salir y abofetearme hasta que yo me entienda a mí mismo. ¿Será que necesito quererme más? O, ¿será que necesito quererte menos?

 Esto es un pensamiento emocional, pero sigue siendo un pensamiento. Hay una línea muy fina que he sido incapaz de ver. La línea que separa el amor propio gracias a las personas que quieres, y el amor propio que sientes por debajo de otra persona. Porque de una forma u otra, quieres lo mejor para esa persona por encima de ti. Deseas que tu corazón se tranquilice para poder coger las riendas que hace tanto tiempo perdiste. Pero te gustaba ir por tu camino sin saber a dónde ibas, ¿verdad?

 Hay algo tan bonito, efímero y único en dejarse llevar por una persona... Hay algo tan peligroso en eso. Pero no me arrepiento. Este huracán que ha destrozado todo lo que tengo dentro va a conseguir que con el tiempo aprenda.

 Y aunque mi razón grite a mi emoción que se acabó, que ya se ha destrozado lo suficiente, la emoción sabe que seguir siendo estúpido e inocente, es lo que más feliz le ha hecho. Y por muchos huracanes que pasen, nunca lo va a olvidar. Y siempre va a querer aquello que le hizo feliz por encima de la razón.



Desconozco al autor de esta fotografía

Hasta mañana

No hay comentarios:

Publicar un comentario