Ahora mismo leyendo: Yesterday y mañana de Mario Benedetti

lunes, 7 de diciembre de 2015

Infinito 4.1: Eres

Es una sensación parecida a deslizar los dedos en las cuerdas. Sentir cada hilo rozar tu yema en una interminable y perfecta nota que precede a otra, a otra, y a otra.

Es una sensación parecida a pestañear rezando por que las vistas cambien cada vez que lo haces, deseando que esa persona esté en cada uno de los paisajes que te puedas imaginar. Hasta que me doy cuenta de que no necesito crear un mundo nuevo enfrente de mí porque un paisaje cobra belleza si tú estás en él.

La noche no es tan oscura si te miro a los ojos. El silencio no es tan profundo si oigo tu voz.

Eres mi paisaje favorito en una realidad en la que no quiero cerrar los ojos para no perderte de vista. Porque todo viene y va en instantes que nos perdemos pestañeando. Querría saber cuántos segundos de nuestra vida se nos escapan haciéndolo. Pero tú… Tú te salvas de esto. Tengo la suerte de poder verte aún con los ojos cerrados. Supongo que será porque en cada cosa que pienso estás tú.

Eres mi enfermedad, alivio y diagnóstico. Cómo podría dejar de amarte. Cómo podría dejar de pensar en ti como si estuviera hablando con el amor en persona. Alguien cálido sonriendo, amable mirando y comprensible escuchando. No todo el amor que existe se centra en caricias y abrazos. El amor más profundo y sincero se esconde en las miradas que nos dedican cuando no nos damos cuenta, y en el silencio entre las palabras que decimos. Aún estoy intentando verte sin mirarte a los ojos, y escuchar tus silencios con atención. Para poder ver en tus ojos todo lo que ves en mí, y oír en tu silencio lo que piensas.

Eres mi estrés y mi café. Como una manta de lana en invierno por las noches me arropas con tus brazos. Consigues que el frío de la habitación no pase entre nosotros. Noto tu pecho agrandarse contra el mío, respirando. Sintiendo cómo vacías tu cuerpo en una fina y silenciosa respiración que roza mi cuello.

Eres mi llanto y mis lágrimas. Un abrazo en el que rodeas mi cuello con tanta fuerza que el dolor se escabulle pidiendo disculpas por mis sollozos. Mi corazón aminora y mis músculos se relajan. Unos segundos perfectos en un lugar cualquiera. Es lo que creas. Eso es lo que siento.

Mi sonrisa y mi único motivo. Quiero creer que todos nos refugiamos en la sonrisa de la gente que nos quiere. Tengo la suerte de verme en la tuya con cualquier chiste malo que digo. Cada vez que digo lo guapa que estás en cualquier momento, en cualquier lugar.

Mi condena y libertad.

Eres mi mundo en la realidad que veo cuando estás delante de mí, y mi paraíso cuando cierro los ojos.


No conozco al autor de la fotografía

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