Quien me conoce sabe que pienso demasiado. Con el paso del tiempo he aprendido a qué darle más importancia, pero hoy o, ahora, me siento débil. Siento que no puedo desechar pensamientos tóxicos, y eso me consume.
Hay días o momentos como el de hoy o, ahora, en el que siento todo demasiado. Y es terrible porque los días siguientes a un volcán emocional siempre son fríos e incoloros para mí. Es como si no existiera. Y siento que estoy desapareciendo. Consumiéndome por mis propios e incontrolables pensamientos.
A veces uno sólo necesita un ligero toque de atención que te haga recordar dónde estás y qué tienes contigo. Pero yo no soy esa persona para mí mismo. Supongo que aún no ha llegado nadie capaz de hacerlo. Joder, es que siento cómo mi cerebro se va empalideciendo. Cómo se evaporan mis emociones. Y no quiero volver a ser inerte.
«Puesto que el hombre es mortal, la única inmortalidad que le es posible es dejar tras de sí algo que sea inmortal porque siempre se moverá. Ésa es la manera que tiene el artista de escribir “Yo estuve aquí” en el muro de la desaparición final e irrevocable que algún día tendrá que sufrir.» WILLIAM FAULKNER
Ahora mismo leyendo: Yesterday y mañana de Mario Benedetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario