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lunes, 7 de diciembre de 2015

Infinito 4: La vida son tres días

Con el paso del tiempo uno va reciclando cosas, reciclando personas. Puede sonar mal si quieres que así sea pero, es algo que hacemos durante toda la vida. Me incluyo en la lista de personas que tenía un montón de amigos en el instituto y cuando se fue, los pocos amigos que tenía eran los que no estaban en el instituto. Vivimos situaciones que nos hacen cambiar y esto hace que las personas de nuestro alrededor decidan acompañarnos en este cambio o irse. Antes entendía este concepto de “irse” como algo malo pero, somos millones de personas en espacios muy pequeños. Tarde o temprano encontraremos a las personas que nos quieran acompañar en cada cambio. En cada recaída y cada cuesta arriba. Lo bueno de reciclar directa o indirectamente es que te das cuenta de quien realmente es tu amigo, y quien fue una máscara ante tus ojos porque seguramente no tenía otra opción.

 Todos cambiamos. A veces retomas amistades que una vez dejaste de lado por las diferencias que fueran, y te sientes genial. Ambos habéis madurado y os volvéis a sentir incluso mejor que en esa relación pasada. Pero algunas personas no cambian y no tenemos por qué llevarlas a nuestra espalda. Cada vez digo más que nosotros somos la única persona con la que vamos a vivir toda nuestra vida. Usemos la cabeza y decidamos quién es mejor para nosotros. El que se ha quedado a nuestro lado en los peores momentos es el que vale la pena. El que a pesar de todo te ha ayudado, vale la pena. Ese hombro que vendrá si le llamas, vale la pena. El que te hace sentir bien, también vale la pena. La vida son tres días. En cada uno amamos, lloramos y dormimos. Yo, ahora mismo, tengo decidido con quien quiero amar, llorar y dormir cada día, ¿y tú?



No conozco al autor de la fotografía

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