Pero esta vez ha sido una experiencia diferente con respecto a cómo he acabado la película. Por primera vez con este título, me he emocionado bastante viendo la impotencia y cómo se aferraba el personaje a lo que él cree que es real. Después, el sufrimiento que le destrozó y su aceptación, fueron partes de la película que me han calado muy hondo.
Ya no sólo me planteo si soy un cuerdo en un mundo de locos, o un demente que cree vivir una realidad absoluta; ahora me planteo hasta qué punto es capaz de sufrir una persona para poder llegar a un extremo en el que puedes perder la cabeza. Crear una nueva realidad para dejar el dolor, la ira y la violencia aparte mientras te mantengas en ésta.
Supongo que es normal que mi mente no sea capaz de imaginar hasta qué punto una persona puede trastocarse tanto como para llegar a ese contexto. Sin embargo, ahora mismo vuelve uno de mis más consagrados pensamientos. El que me hace ver todo a mi alrededor con la finalidad de plantearme si es real. Si yo soy real. Si mis manos son reales. Si las teclas que pulso lo son. O si incluso vosotros, o mis objetivos y sueños son partes de mi realidad.
A lo mejor todos estamos locos, quién sabe. Aunque me considere una persona mentalmente sana, un loco cree que soy como él. Entonces, ¿quién tiene razón?
Una persona sana en un mundo de locos,
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