Sabéis, ahora miro atrás en el tiempo, un mes por ejemplo, y me veo genial. Enérgico, en mi mundo y motivado; me veo hace tres meses y veo a un tío ilusionado, con ganas de comerse el mundo y lograr sus objetivos; me veo hace seis meses y estaba en la playa, con el sol y los amigos; ahora me miro al espejo y se me cae la cara.
Me da igual que este tema no vaya acorde con el blog, es mío y obviamente escribo lo que quiero. Y no voy a escribir sobre nada motivador ni romántico, ahora mismo no siento nada de eso. Y aunque odie sentirme así no encuentro una forma de salir, y es que ya nos varias semanas. No tengo ganas de escribir y cualquier día de estos veo que no voy a seguir ni con el blog. Me apena pero no puedo hacer nada. No tengo ganas de hacer nada y la única razón por la que sigo es porque si dejo algo más en mi vida a medias, ya no sé qué será de mí. No voy a colgar esta entrada en ninguna red social, para qué. No es nada que pueda interesar, pero al menos sumo un número más a los infinitos.
Ni siquiera tengo ganas de seguir con mis libros ni de corregir esta entrada.
«Puesto que el hombre es mortal, la única inmortalidad que le es posible es dejar tras de sí algo que sea inmortal porque siempre se moverá. Ésa es la manera que tiene el artista de escribir “Yo estuve aquí” en el muro de la desaparición final e irrevocable que algún día tendrá que sufrir.» WILLIAM FAULKNER
Ahora mismo leyendo: Yesterday y mañana de Mario Benedetti
No hay comentarios:
Publicar un comentario