Ahora mismo leyendo: Yesterday y mañana de Mario Benedetti

jueves, 11 de febrero de 2016

Infinito 69: Ensayando mi interior

Personajes:
-David Moral: DM
-David Emocional: DE
-Dolor

Una habitación vacía con dos sillas dispuestas una enfrente de la otra y en cada una sentados dos personajes idénticos por fuera pero totalmente distintos por dentro. Aparecen dos tazas de café caliente sobre una mesilla a la derecha de cada uno de los personajes. Comparten que ese es su brebaje favorito.

DM: Sabes que hemos vuelto a acabar aquí por tu culpa, ¿verdad?
DE: ¿Acaso existe culpa con estas cosas? Parece que aún no te has dado cuenta de que la vida trata de aprender a caer.
DM: Y tú parece que sigues sin escucharme (da un sorbo a su taza de café sin dejar de mirar a su acompañante)
DE: No hagas eso.
DM: ¿El qué? ¿Te sientes juzgado?
DE: Sí.
DM: Curioso. Porque lo único que estoy haciendo es mirarte. Sentirte juzgado lo generas tú. A lo mejor es porque... Hmm... Porque en el fondo sabes que estamos en esta habitación que ambos repelemos tanto por tu insensatez.
DE: Vale, lo reconozco. Me arriesgué y ya que estamos aquí y nadie nos ve, mira. (Empieza a rascar su piel como si fuera el aluminio de una tira de lotería, apareciendo una capa de piel distinta, irritada y sangrante)
DM: Lo sabía. Sabía que te estabas enmascarando de nuevo. Como siempre.
DE: ¿Y qué hay de ti? Ignorando todo lo que atenta contra tus tan estables que crees principios.
DM: Eso a ti no te afecta. Las noches en vela  y los escasos momentos de inexistencia no son relevantes para ti. Nunca hemos acabado aquí por este asunto.
DE: No puedes criticarme tanto. Lo único que hago es arriesgarme porque es lo que soy. Tu trabajo es intentar hacerme ir más despacio y pensar las cosas. Porque ambos sabemos que me desvivo por una mirada o una sonrisa.
DM: Así estás amigo mío. Mírate... (alza una mano y se levanta) Ven aquí.
DE: ¿Qué quieres? (Intenta disimular que no le escuece la piel, pero le empieza a temblar el torso y se le abren algunas heridas. Se levanta después de la insistencia de su copia contraria)
DM: Ven aquí, vamos. (Ambos se abrazan y las heridas de DE ya no sangran, dejando de temblar) Lo único que tienes que hacer es pensar las cosas. Conocer bien a la gente. Eres muy joven y yo parezco un viejo con mi forma de actuar. Ese es nuestro problema, que nuestro cuerpo actúa como un niño o como un hombre mayor. Debemos encontrar el punto intermedio, y para ello debes empezar tú. (De repente, en una esquina de la habitación aparece El Dolor, triste)
DE: ¿Qué ocurre Dolor? ¿Por qué tienes esa expresión en tu rostro?
Dolor: Lo estamos pasando tan mal, que hasta me duelo yo a mí mismo... Creo que necesitamos cambiar algunas cosas chicos. Yo también hago mi trabajo para que aprendáis, pero me estoy cansado de llevarme tanto a cabo.
DM: Nos merecemos un descanso amigos, y la noche está al caer. Mañana hablaremos contigo Dolor, intenta descansar ahora que nuestro cuerpo va a tratar de hacerlo también. Mañana estaremos más tranquilos y podremos hablar mejor.
Dolor: Sí, dadme unos días de descanso. Ya son varios años con pocos días tranquilos...
DE: Gracias Moral... No sé qué haría sin ti. De verdad.
DM: Recuerda que eres lo que nos da vida y vitalidad a todos nosotros. Y que siempre vas a curarte de cualquier daño. Pero ahora debemos elegir por qué sufrir, ¿vale?

Los tres personajes dejan la habitación atravesando una puerta que se abre al empujar DM en una pared. La luz va disminuyendo su intensidad, hasta acabar con el telón cerrado, como si fueran los párpados del cuerpo que los tres habitan.


No he encontrado al autor de este dibujo

No hay comentarios:

Publicar un comentario