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jueves, 21 de abril de 2016

Los extremos

Este es un buen momento de mi vida y gracias a ello, puedo echar la vista atrás sin demasiadas agujetas. Lo que veo cuando miro al pasado son momentos no tan buenos como el de ahora, dándome cuenta de que nunca he tenido razones suficientes ni motivos necesarios para quejarme de mi vida. Tengo una vida de.puta.madre.

No, no es sarcasmo; es así.

Estoy sano aunque ahora mismo sea algo de lo que se pueda dudar.
Mantengo mi cerebro despierto y activo cada día del año.
Tengo una familia que lucha por estar unida.
Amigos que me cuidan y se preocupan por mí.
Proyectos en los que volcarme.
Gente a la que prestar apoyo.
Agua caliente.
Un grifo del que sale agua.
Luz.
Ropa.
Una educación.
Sentido común.
Empatía.
Perdón.

Tengo una vida muy buena por simplemente vivir donde lo hago y no en Siria. Tengo una vida extraordinaria por poder expandir mis ideas y verme dentro de unos años creciendo y creciendo, ya que no soy un niño militar. Tengo una familia preciosa, porque no los ha matado una bomba.

Puede que parezca muy extremista o algo parecido, pero si de algo me he dado cuenta estas dos últimas semanas montando un nuevo proyecto, es que la realidad es extrema. Las personas sólo empatizamos cuando nos ponen ejemplos extremos y es ahí cuando pensamos que se han sobrado.
Pues no.

Nuestro mundo es cruel, duro y frío; al igual que cálido, esperanzador y brillante. Como dijo Sirius Black, todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior -aplicadlo al mundo y con las cosas buenas y malas que tiene- la cuestión es que parte queremos potenciar.

Me despido aquí. Cuidad a vuestra a vuestra familia y de vosotros mismos. Un abrazo.

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