con un paraguas negro entre las formas que una vez conocimos
todo se mezcla y crea mundos nuevos en un centímetro
sin poder comprender del todo el profundo significado de lo reinventado sencillo.
Y sigo volando, sin ver nada que pueda reconocer
todo es tan bello... y me doy cuenta de donde estoy, si así mi cabeza me lo hizo creer:
la imaginación olvidada del niño que quería crear colores nuevos
pero después de mucho tiempo, lleno de intentos decidió parar hasta que pudiera recobrar el aliento.
Y unos años más tarde, sumergido en una noche que absorbía todos los colores
cerró los ojos y detrás de sus párpados emergió un mundo lleno de creatividad e ilusión
como dije, la olvidada imaginación del niño que fue
y ésta esperó a que tocase fondo para rescatarle del ciego y cercano vacío.
El color que creó tras sus párpados fue un lienzo libre y vivo
sólo siguió creando y volando lentamente arrastrado por el viento del mundo que encontraba al cerrar los ojos
pues lo importante no es crear algo que pueda parecer bueno a primera vista,
sino que atraviese la mirada para tocar nuestro corazón, y hacerlo latir con más fuerza.
Es el poder de la creatividad como salvavidas,
nuestra salvación definitiva,
la silenciosa,
siempre leal y escondida.
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